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domingo, 4 de marzo de 2012

Un jinete de los tiempos de Babieca

Hoketsu durante los JJOO de Pekín 2008

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El abuelo de Pekín 2008 volverá a serlo en Londres 2012


Fuente: www.marca.com
Autor: Gerardo Riquelme

"Sobre el caballo le ves y no parece que tenga 70 años", revela Bobby Fernández de Bobadilla, la responsable de doma en la Federación Española. "Comer pescado debe ser sanísimo", bromea para referirse a Hiroshi Hoketsu, el japonés que el 28 de este mes cumplirá 71 años y que repetirá el rol que desempeñó en los Juegos Olímpicos de Pekín: ser el competidor más veterano de los más de 10.000 deportistas que acudirán a Londres.

 Hoketsu ganó una plaza zonal en la división Asia-Oceanía, no nominal, aunque la Federación Japonesa ya ha hecho saber que esa plaza será para él. Así cumplirá su tercera participación olímpica, después de haber concursado en saltos en la edición de Tokio 1964 y en la edición de hace cuatro años. Entre medias se encuentra la cita de Los Ángeles donde se clasificó, pero acabó de suplente y la de Seúl, en la que su caballo enfermó el mes anterior a la prueba y, en cuarentena, tampoco pudo desquitarse.

 "Su perseverancia y su actitud son admirables", destaca como cualidades el alemán Ton de Ridder, su entrenador, el mismo que prepara en Aquisgrán, en la Renania alemana, a los caballos de Beatriz Ferrer-Salat. En esas cuadras de la ciudad donde se erige un imperio de 134 empresas alrededor de los caballos -goza de un estadio con capacidad para 50.000 espectadores-, los grandes jinetes suelen tener varios de sus ejemplares estabulados. Hoketsu sólo dispone de uno, la yegua Whisper 115, de 15 años, propio de una dedicación profesional tardía a la doma. Enfrascado desde finales de los 60 en la industria ortopédica y farmaceútica -llegó a presidir la filial nipona de Johnson & Johnson- hasta el día que se jubiló en 2003 no se centró en ello.

 "Es un deporte en el que no tienes que recurrir demasiado a tu fortaleza física. Se puede practicar hasta una edad bastante avanzada si se tiene la oportunidad y un buen caballo", sostiene Hoketsu, que hace un mes participó en dos concursos en la gaditana Dehesa de Montenmedio, donde, cuentan presentes, que dio buena cuenta del pescado frito. Es la dieta marítima uno de sus secretos. Igual pide en las cuadras de Louisville (Kentucky), donde fueron los últimos Juegos Ecuestres Mundiales, dos raciones de maki y sushi, que un atún en El Campero de Barbate o en cualquiera de los restaurantes de Véjer de la Frontera. "También hago estiramientos y una hora de gimnasia todas las noches", dice el septuagenario, que desde hace 40 años se mantiene en 62 kilos. "Lo importante es desear algo: si tienes un objetivo, siempre te sientes joven".

 Hoketsu nació en Tokio en 1941, nueve meses antes de que los japoneses bombardearan Pearl Harbour. Cuentan que su familia descendía de un clan de piratas del medievo que saqueaban los puertos del mar interior que forman pequeñas islas al sur de Japón. A los 12 años comenzó a montar en un club de la capital.

 Tras estudiar en la Universidad Keio de Tokio, una de las más antiguas del país, trabajó en una compañía de petróleo un tiempo antes de trasladarse a Carolina del Norte, donde se graduó en 1964 en económicas en la elitista Duke. Fue el salvoconducto al éxito empresarial, pero nunca se desenganchó del caballo. Todas las mañanas, antes de acudir al despacho, a las cinco de la mañana, montaba en un club de Yokohama. Y si llegaba de un largo viaje, se iba directo a los establos.

 El traslado a Alemania

 Fue el ánimo de su joven esposa Motoko la que le condujo a intentar empresas más grandes a mediados de los años 80. Conociendo su destreza en la monta, vio que su marido podía tener posibilidades en el deporte en el que los caballos bailan que había visto en Europa, donde aún vive el suegro del jinete. Ganado el apoyo familiar, Hoketsu comenzó a sumar campeonatos nacionales, hasta cinco, a entrar en las grandes competiciones internacionales y en 2003 dio el gran paso: dejó a su mujer e hija en Japón y se fue a Aquisgrán a buscar a De Ridder.

 Allí pasa largas temporadas, alejado de la familia, entrenándose. Cuando alguien en Londres le pregunte por su edad, Hoketsu podrá responder, cambiando de dígitos, lo que le contestó amablemente a un periodista de Reuters en Pekín hace cuatro años: "No creo que mi edad sea algo importante. A mí no me han seleccionado para los Juegos Olímpicos por tener 67 años".

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